Desde hace algunos años estoy contenta de haber descubierto uno de los secretos de la felicidad: el amor no es sólo una emoción es, en gran parte, una decisión. Para algunos esta rotunda afirmación le quitará romanticismo al tema pero en mi caso no es así. Amar significa decidir. Decidir decírselo a la persona en cuestión, demostrárselo. Significa que vas a luchar por ese alguien, que no vas a querer modificarlo pero si entenderlo. El amor al ser, en parte, decisión implica motivación para asumir una responsabilidad: la responsabilidad de convertirlo constantemente en algo casi perfecto. Antes del Anochecer es, para mi, la mejor de la trilogía de Richard Linklater. Esta última película es brillante sobretodo en lo que se refiere al guion escrito, por cierto, con ambos actores. En más de una ocasión he escuchado decir que con los años el amor se desgasta de tanto usarlo. Yo pienso que simplemente hay que cuidarlo y aceptar que parte de él se puede transformar. Celine (Julie Delpy) parece algo cansada, parece querer tentar al destino para romper con todo y encontrar una libertad que ya parece lejana, esa libertad gracias a la cual lo encontró a él....Jesse (Ethan Hawke) es paciente, conciliador, bueno, aunque parece que para ella no es siempre lo suficientemente empático para darse cuenta de todo a lo que Celine ha debido sacrificar. Seguramente dos historias muy semejantes a tantos de nosotros con muchas diferencias, claro. Su amor es inteligente y bueno, sincero y colosal, eterno, pero al mismo tiempo, vulnerable. Al final el terremoto se templa gracias a otro don humano: la imaginación. La magia de inventar motivos, historias que quizá por un segundo los libera de todo y permite que todo vuelva a empezar. Es entonces cuando se dan cuenta que querer no es solo sentir, si no también decidir cosas constantemente y, entre ellas, que el amor real probablemente no sea perfecto.
domingo, 22 de diciembre de 2013
jueves, 31 de octubre de 2013
Agón
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lunes, 21 de octubre de 2013
Diseccionando al amor
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domingo, 28 de julio de 2013
Hannah Arendt
La película de Hannah Arendt no es sólo una historia sobre una de las mujeres más influyentes del siglo XX, es también una historia sobre la incomprensión humana. ¿Por qué seguimos luchando entre nosotros? ¿Realmente no es posible que nos comprendamos mejor?. Hannah Arendt estuvo en el juicio de Eichmann como reportera para la revista "The New Yorker". Eichmann iba a ser juzgado por su implicación en el holocausto judío, el peor crimen a la humanidad que jamás haya realizado el mismo hombre hacia sus semejantes. Cómo pudo ocurrir?. Según Hannah el origen viene de la falta de responsabilidad de los actos que uno comete. ¿Era Eichmann una simple pieza del engranaje o era realmente responsable del holocausto? Hannah fue al juicio, lo escuchó y reflexionó. Reflexionó desde su identidad, reflexionó desde el pensamiento de una persona públicamente e intensamente sionista, desde una identidad que se movió activamente ayudando a jóvenes judíos a huir hacia Palestina. Hannah era una persona sensata, esencialmente buena, inteligente, brillante, segura y con un sentido de la justicia muy elevado. Ya a mediados de la década de 1950, Arendt había realizado una solicitud de cobro de daños y perjuicios al Estado alemán (Deutsche Wiedergutmachungspolitik) por las injusticias sufridas bajo el régimen nazi. Por lo tanto y como judía no era, ni mucho menos, inmune a las injusticias realizadas por los nazis. Hannah consideró a Eichmann como alguien que no pensó, alguien que simplemente acató ordenes de sus superiores por ello el articulo de Hannah provocó una reacción crítica brutal, despiadada. Hannah no necesitó justificarse, resistió tranquila a sus argumentos porque realizó "un análisis de los hechos" tal y como le habían propuesto. El final de la película es apoteósico: una clase magistral repleta de estudiantes en la que argumenta algo básico para la humanidad: los motivos de la incomprensión y de "la banalidad del mal". ¿Si no te posicionas en contra de algo significa que estás a favor? ¿Si no expresas odio por algo es que quieres lo contrario? La banalidad del mal. ¿No será eso lo peor que nos puede pasar? relativizar el mal a un estado de anonimato y sin importancia. Rebajarlo a algo que puede ocurrir, y en un lugar donde el responsable se diluye. Uno como espectador queda tranquilo y en paz después del magistral discurso de Hannah. Sin embargo, a ella la rechazaron amigos de toda la vida aún e intentar explicarse lo mejor posible. ¿Será que el hombre a veces está condenado a no entenderse? Una película magistral, no os la perdáis. Me quedo con las mejores frases de Hannah Arendt según mi opinión: "El mal más grande del mundo es el cometido por los anónimos" y todavía más elevada: "Intentar comprender no significa perdonar " Si comprendemos avanzaremos y encontraremos los motivos para caminar hacia lo que nos une. Si comprendemos nos haremos mejores y ese es el objetivo de todos, de la humanidad...o me equivoco? . Pensemos amigos, pensemos. «Donde todos son culpables, no lo es nadie [...]. Siempre he considerado como la quintaesencia de la confusión moral que en la Alemania de la posguerra aquellos que estaban completamente libres de culpa comentaran entre ellos y aseguraran al mundo cuán culpables se sentían, cuando, en cambio, sólo unos pocos de los criminales estaban dispuestos a mostrar siquiera el menor rastro de arrepentimiento.» Hannah Arendt
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lunes, 29 de abril de 2013
On the Road
Esta no es la única crisis que ha vivido nuestro mundo. Ha habido muchas otras, sobretodo crisis personales. Durante los años 50 surgió la llamada “generación beat” (de “beaten down”) encabezada por Jack Kerouac. Este movimiento surgió como reivindicación a la situación socicultural y económica de después de la Segunda Guerra mundial reivindicando un poco lo que reivindicamos ahora, el inconformismo a una situación tan poco humana y a la pérdida de ética. El movimiento literario promovía la espontaneidad, que al igual que el jazz, hacía de la escritura un proceso espotáneo. Kerouac escribió "On the Road" de una sola tajada en unas tres semanas y ésta pasaría a ser el manifiesto de este movimiento "beat". Hoy he visto la película y me apetece escapar. Escapar como lo hacen los personajes. En parte novela autobiográfica, explica los viajes de Kerouac a lo largo de EU y Méjico. Un auténtico viaje no es sólo un periplo de aventuras y desenfreno intelectual, sino que conlleva cierta transformación interior de los viajeros y de las relaciones que tienen con el mundo. En la historia hay dos personajes esenciales: el espíritu libre y el escritor -el "alter ego" de Kerouac-. El primero inspira, el segundo relata. Ambos se necesitan y se quieren pero por motivos distintos, entre otras cosas, porque entienden el amor de modos distintos. Uno lo vive de un modo espontaneo y casi animal. En cambio, el segundo es más humano en este sentido y por consiguiente también más limitado. No quiere decir que el hombre quiera de forma limitada, pero si, según mi punto de vista limitamos nuestra manera de querer y nuestra sexualidad básicamente por una monogamia socialmente impuesta. La película es fantástica, los paisajes serenos invitan a salir del cine y emprender un viaje por donde sea. La aventura se contagia y el desenfreno tienta a muchos excesos. Pero lo mejor es la sensación de libertad. Una libertad que en realidad va buscando lo que echa de menos. ¿Si echamos algo de menos será para recordar que no estamos completos?. “… porque la única gente que me interesa es la que está loca, la gente que está loca por vivir, loca por hablar, loca por salvarse, con ganas de todo al mismo tiempo, la gente que nunca bosteza ni habla de lugares comunes, sino que arde, arde como fabulosos cohetes amarillos explotando igual que arañas entre las estrellas y entonces se ve estallar una luz azul y todo el mundo suelta un “¡aaahh” J.Kerouac ,On the the Road Pues eso , amigos seguiré ardiendo...
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viernes, 12 de abril de 2013
Melancolía
Adoro a Von Trier. No sólo por ser tan auténtico sino también por llevarme siempre a reflexiones y mundos casi inimaginables. Y digo "casi" porque una vez conocidos realmente me adentro en ellos y mi imaginación empieza a volar gracias a él.
Citando a Melancolía, es inevitable pensar en Hipócrates y ese humor denominado "bilis negra" y que provocaba depresión y miedo prolongado. Nada más adecuado para la protagonista: la maravillosa Kirsten Dunst o Justine en la película.
¿Qué haríais si se acabara el mundo? sé que es complicado hacerse una idea real pero intentadlo. ¿Dónde iríais? ¿a quién buscaríais? .
Yo lo he pensado, en parte, gracias a Von Triren.
La boda de Justine parece tan perfecta al inicio y luego poco a poco y en manos de una cámara nada fija evoca realidad hasta el extremo, esa realidad tan hipócrita que todos pretendemos evitar. ¿Una boda perfecta? nada más lejos de la realidad, todo es mentira, hasta la vida lo es porque todos sin saberlo, excepto Justine, van a morir y con ellos todo lo que les rodea se acabará. Los negocios no tienen importancia, la verdad está por encima de todo para alguien como ella , con la sensibilidad a flor de piel, o a tocar del planeta tan lejano. Lo único que importa es hacer y sentir lo que uno realmente quiere. La cercanía del imponente planeta le influye, y ¿cómo no? si la marea cambia con la luna ¿cómo no van a modificarse nuestros sentimientos cuando un planeta como Melancolía se acerca a la tierra?.
Ella intenta desesperadamente hablar con su padre, alguien que nunca la escucha , o encontrar la verdad en las personas que le rodean descubriendo que ninguna la conoce como ella quisiera, ni siquiera la persona con la que ha estado a punto de comprometerse para el resto de la eternidad. Y ¿qué es la eternidad cuando otro planeta 4 veces mayor acecha la Tierra?.
De repente no hay eternidad y entonces, ¿dónde se encuentra la esperanza humana?
Von Trier nos explica el final al principio del film. Creo que con la intención de que a lo largo de la película la angustia crezca sin parar y, poco a poco, aumente hasta llegar a su punto álgido al final de la película. En el transcurso de la obra el espectador puede adoptar la actitud de cada una de las hermanas: la loca Justine que acepta el final con serenidad o la pragmática y ordenada Claire que le aterra un desenlace que es imposible controlar. Ésta además, tiene un marido, cobarde, muy cobarde, y único representante masculino de la posible acción frente la adversidad.. .
La valiente es la loca. La cobarde la sensata. Y entonces ¿qué es lo normal? ¿dónde se encuentra la realidad?
Lo mejor es plantearse que la vida puede realmente terminar. Lo mejor de Von Trier es que ahora cada vez que miro al cielo lo hago con cierto temor pensando que Melancolía puede acercase y que el mundo que nos parece tan real puede acabar en un segundo. Que quizás, lo que me haga más a mi misma, lo que me identificaría de verdad, sería la valentía con la que afrontara ese último instante.
Eso sería lo más importante y todo lo demás, toda mi vida, sería insignificante. ¿Alguién está preparado para aceptar tal condición?.
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domingo, 7 de abril de 2013
Fidelidad con uno mismo
Ahora resulta que La Caixa nos da consejos. No digo que no sea con buena intención aunque también me parece normal que la duda asome en mi pensamiento.
“Se fiel a ti mismo": ese es el mensaje que evocan en su último spot publicitario.
Pues si señores, eso intentamos. Cada vez más intentamos ser fieles a nosotros mismos. Claro, hablo por mi pero creo que somos muchos los que pensamos así. Intentamos ser fieles a nosotros mismos queriendo dar lo mejor de nosotros a la sociedad, cada uno a su manera, con sus propias limitaciones y recursos. Intentamos hablar como pensamos, hacer lo correcto que acostumbra a ser lo que nos satisface, al menos a mi.
Yo quiero ser fiel a mi misma y comprometerme con los demás apostando por una sociedad donde lo prioritario sea ayudar y no robar. Donde la sinceridad y la capacidad de autocrítica no se castigue con juicios de ignorantes sino que ayude a crecer. Que el error no sea un estigma sino algo visto para construir y aprender. Donde la política sea un voluntariado remunerado moralmente y la corrupción sea castigada, de verdad, como se merece.
Si fuera fiel a mi misma no me permitiría que me representase gente que solo piensa en su propio interés. Si fuera fiel a mi misma robaría más para los pobres y predicaría una especie de comunismo anárquico humanitario.
Ahora yo les pregunto a ustedes: ¿son fieles a si mismos? Me están diciendo que su fidelidad les permite anteponer los billetes de colores a las personas?.
Pues nada, desde aquí les agradezco su consejo y espero poder seguirlo. Sin embargo, quisiera pedirles que ustedes también lo sigan y se apliquen el cuento (nunca mejor dicho) quizás así, algún día consigamos entre todos un cambio verdadero. Eso si , les pido por favor, que la fidelidad a si mismos sea guiada por la solidaridad y el amor con las personas y no por la avaricia que rompe el saco y este saco ya está deshilachado.
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martes, 5 de febrero de 2013
Amour
Amour no es una película rápida, precisamente. ¿Cuántas veces hemos oído decir que vivimos en un mundo acelerado? Lo sabemos, es así. Todo lo hacemos rápido, con prisa, como si quedara mejor. Pero Amour es lenta como, en realidad, es el ritmo natural de las cosas. Nosotros vivimos rápido pero la vida necesita su tiempo. Conocerse necesita tiempo, querer necesita tiempo y vivir también. Quizá este sea el motivo de que haya planos tan largos sin que –al parecer- no ocurra nada. Para mí no solo es una apología a la lentitud y a la paciencia sino que además, es una manera de inyectar lentamente la tristeza. Acostumbrados a los melodramas o a esos momentos álgidos de las películas donde la ambientación y la banda sonora te llevan al lloro espontáneo, el film de Haneke no tiene nada que ver. Él lo sustituye con una tristeza seca, constante que va calando y se mete dentro de ti. Gracias al hilo argumental uno siente que la vida, en parte, es triste aunque también entiende que es sólo una cara de la moneda y que cuanto antes lo aceptemos, antes nos prepararemos. Haneke también nos encierra literalmente en un espacio claustrofóbico –toda la película ocurre en la casa parisina- eso sí, cultivado por la lectura y la música exquisita. Quizá sea un mensaje a seguir siempre aprendiendo y leyendo para mantenernos vivos. Tal como dice la protagonista increíble interpretación de Emmanuella Riva como Anne Laurent) “sabes perfectamente que la imaginación y la realidad nada tienen que ver” como evocándonos a confiar en la ficción para sobrevivir y con la que ella tendrá tan dulce -y amargo- final. La ficción nos transporta a mundos que queremos que existan y que son propios, lugares únicos para cada uno quizá reservados a nuestra salvación. A pesar de esa tonalidad aprensiva y desolada que respira toda la película, hay algo indiscutiblemente alentador: el Amor. Haneke no podría haber escogido mejor título: preciso y sencillo. El amor como acompañante de todo, el amor como imprescindible y necesario, el amor como un refugio. Sí, la película es triste. Sí, la tristeza te humedece de un modo tan lento que ni te das cuenta no obstante, y precisamente, eso la hace más intensa. Pero la lección es firme e importante para cualquiera de nosotros: necesitamos el amor y Haneke nos lo recuerda. Eso se lo agradezco. Eso, y que sus películas te rompan algún trocito de dentro.
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domingo, 27 de enero de 2013
Django
Las películas de Tarantino no te dejan indiferente. Django ( hubo una primera versión filmada en el año 1966 por el director Sergio Corbucci) es para mi, un Spaghetti Western lleno de adivinanzas. Este film, narra la historia de Django (Jamie Fox), un esclavo cuyo brutal pasado con sus antiguos dueños le lleva cara a cara con el cazar recompensas de origen alemán, el Dr. King Schultz (Christoph Waltz). Schultz le sigue la pista a los hermanos asesinos Brittle y Django es el único que podrá reconocerlos, por ello, compra su libertad y le promete a cambio salvar a su mujer. La amistad entre Django y Schultz, queda bien forjada gracias a que el nombre de la mujer de Django coincide con el nombre de la heroína de una famosa leyenda alemana “Broomhilda” Von Shaf. El argumento es bueno, la escenografía es buena, la fotografía es buena y los actores son buenísimos. Como no podría ser de otro modo Tarantino nos regala un montón de guiños y referencias cruzadas entre si. Otras, originadas en su imaginación y que quizá nunca podamos resolver. No puedo estar de acuerdo con las críticas que han acusado a esta película de racista. No hay sólo blancos buenos ni negros malos, ni negros buenos ni blancos malos. Señores, yo veo todo lo contrario. El argumento es una exposición de contrastes donde, como en la vida, lo bueno o lo malo no depende del color de la piel, por supuesto. Hay de todo en la viña del señor y también hay muchas viñas y muchos señores…. Schultz-apellido que aparece también en Kill Bill (2) en el episodio ¨La solitaria tumba de Paula Schultz¨- es un hombre blanco y bueno que mata a blancos malos por dinero. Dicho así parece una frivolidad, pero el personaje es bueno y hasta entrañable en algunos momentos. Mientras que Samuel L. Jackson como Stephen es el hombre negro y malo, entrometido donde los haya y que llega casi a producirte urticaria durante la película, no solo por malo, sino por pesado. Los personajes se intercambian protagonismo y posición, el criado pasa a señor, el blanco pasa a malo, el negro pasa a héroe, el terrateniente pasa a víctima y así en todo el hilo argumental. Como espectador no paras de entrar en el juego de Tarantino: ahora creo yo y ahora decides tu. Tarantino mezcla géneros y giros argumentales tan bestias como en su guión de “Abierto hasta al amanecer”, sorprendiéndonos con la introducción de escenas desternillantes (los sacos en la cabeza dan mucho de si). No pueden pasarse por alto guiños como que el traje azul cutre, pero elegante, de Django es una réplica de un cuadro Blue Boy de Thomas Gainsborough (1727-1788)..por qué?. Investiguen ustedes…
O como que Leonardo DiCaprio se cortó la mano de verdad durante el rodaje de la escena en el comedor pero él mismo siguió la interpretación mientras Tarantino y el resto del equipo se quedaban pasmados y preocupados por el corte sangriento que se había hecho. El uso exacerbado del chorro sangriento de este director resulta ya tan habitual que provoca carcajadas, aunque otras escenas no puedan verse desde la comicidad por mucho que se quiera. Estas últimas son las que nos recuerdan la insultante estupidez humana y al hecho de cómo probablemente la ignorancia es la que da de beber a la crueldad. La película reclama la libertad, una libertad personal de blancos y negros, la libertad que es indispensable para seguir adelante y para VIVIR. El film no deja de ser un insulto a algunas capacidades humanas de las cuales estamos obligados a sentirnos avergonzados y por lo tanto, a cambiar.Publicado por Mire en 7:34 0 comentarios
miércoles, 2 de enero de 2013
Seguramente el hombre será el animal más extraño que existe en el globo terrestre. Ha logrado prácticamente todo lo que ha querido o está en ello. Ha inventado tecnología capaz de ultrapasar distancias y tiempo. Ha creado la instantaneidad. Aviones que reducen la distancias de rutas ancestrales. Ha inventado la literatura; capaz de transportarnos a otros mundos y convertirnos en otros personajes. Ha inventado la biotecnología, la nanociencia, teorías de la relatividad que apenas podemos imaginar. Ha inventado trenes de alta velocidad, aviones supersónicos, tanques invasivos, y cohetes turísticos. Pero qué pasa con la bondad?. La bondad ha existido desde siempre y sin embargo no hemos avanzado en ella. Que yo sepa no se ha inventado una bondad capaz de desplazarse a velocidad de la luz ni cohetes urgentes de necesidades. Qué ha pasado con nuestra conciencia?. En todo lo que hemos inventado hemos perdido la perspectiva. La perspectiva real de quién somos y qué hacemos aquí. Nuestra propia perspectiva ha hecho que nos engañemos en lo que somos en realidad. Ha hecho que nos creamos amos de un mundo en donde nosotros somos lo más importante. Pero debemos preguntarnos, quién ha decidido este punto de vista y por lo tanto cuánto de real tiene? Estamos dentro de una inmensa galaxia y no somos más especiales que los demás. La vida no tiene porque describirse según lo que precisemos nosotros. El mundo no está aquí por nosotros. Él ya estaba mucho antes y lo que vivimos nosotros es sólo el mundo que nos hemos descrito, no debemos olvidarlo. La ciencia no deja de ser una descripción del código que el mundo ya está utilizando desde siempre. Nos hemos empeñado en describir y analizar las cosas, la vida, las otras personas y animales desde nuestra medida, desde nuestro propio mundo. Y qué más lejos de la realidad?…ese mundo sólo existe en nosotros. Todo lo que hay aquí fuera está porqué existe, no para servirnos ni para poder ser descrito por nosotros. Esta es la perspectiva que hemos perdido. Debemos imaginarnos pequeños, diminutos, pero no vulnerables simplemente no especiales. No tienen nada de malo. Estamos vivos y eso es lo más importante. Estamos condenados a describir el mundo desde nosotros mismos y vivir con nuestra propia visión, si queremos. Podemos cambiarlo, sólo hay que quitarse de encima el invento de la yoicidad, el ego despiadado que nos aísla de los demás, de la vida y del mundo original. Si uno se desprende de eso ve el mundo tal y como es, en su esencia sin subjetividad. Queda sólo la objetividad de ver aquello que hay, no aquello que uno quiere ver o que puede ver a través de su propio código. Los empiristas tenían razón, pero los racionalistas también. Solo sabemos pasar de un lado a otro como las eras históricas y artísticas: de romanticismo a realismo, de realismo a abstracción como un péndulo que no quiere parar, que no encuentra el equilibrio. Y porqué? pues por que percibimos desde nuestro propio mundo y en él existe una combinación de egoísmo, protagonismo, ambición, racionalidad y subjetividad empirista que quiere convertirnos en eternos protagonistas. Salgamos de ahí.
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