Me pinté las uñas de negro, y te esperé descalza,
toda la noche,
pies en la mesa, pies en el suelo, pies en el sofá, pies al aire,
pies descalzos.
Me puse una copa, de esas que me hacían creer que todo era posible,
me quemé las manos
me fumé cigarros, esperé, apagué el fuego,

te busqué en el libro que leí, entre las páginas, entre las letras, entre las frases,
te busqué detrás de las puertas, por si a caso te hubieras escondido, o perdido.
Te abracé por detrás, clavé mi corazón en tu espalda, y mis labios en el cuello,
te inmovilicé de amor.

Salí, tal cual,
ni siquiera cogí el abrigo
ni siquiera pensé el porqué, el dónde
labios fríos, besos rojos, corazón caliente, siempre caliente.

Luego me di cuenta
que daba igual,
da igual lo que haga,
ya lo tienes decidido,
está decidido.

lo único es, que yo todavía no lo sé.