Humanidad

Parece ser que lo que le pasa a esta especie es que pretende resolver todos los problemas sin antes identificarlos. Desde la antigüedad los filósofos lo han intentado y no ha sido en vano. Gracias a ellos hemos explorado mucho más la mente humana, el universo, el significado de la vida de la existencia y hemos inventado un imaginario casi imprescindible para vivir. Tenemos un Dios, algo alienado para recoger todo aquello que no sabemos resolver y para iluminar caminos de esperanza inexplicable. Porque, si, somos limitados y reconociéndolo avanzamos.
El hombre nace libre pero poco a poco se cubre de normas inútiles para obtener eso que llama “resultados”. Se olvida de las cosas importantes, de lo que lo define como tal.
Sin saber los motivos, se preocupa cada vez más de él mismo y menos de los demás cuando en el fondo no podría existir sin los otros. Es una especie que necesita la comunidad y su propia sociabilización, sin embargo, se olvida de cultivarlo como debiera.
Podríamos decir que cuando mayor se hace menos libre es aunque el problema radica en que él mismo no lo sabe.
Lo mejor, es que los paradigmas están cayendo. En esta nueva era parte de la humanidad se está dando cuenta de que algo va mal. En realidad el sistema económico es sólo un reflejo de una moral corrompida o mejor dicho, inmadura.
La esperanza está llegando porque la humanidad no es estúpida, sólo infantil.